miércoles, 31 de octubre de 2012

Capítulo 37: Las cosas no pueden salir siempre como queremos

¡Hola!

Os habréis dado cuenta de que últimamente tardo más en subir los capítulos. Es que con los estudios y eso me queda poco tiempo para dedicarlo al blog, pero os prometo que subiré uno o dos capítulos por semana como mínimo.
Y ahora, vamos a lo importante: ¡El capítulo!



-¿Por qué vamos tan temprano? ¡Zoe estará dormida!
-George, no seas vago y vamos a hacerle una visita, que seguro que te echará de menos.- le digo arrastrándolo hacia donde las cabras. Tiene cara de dormido. Normal, apenas ha amanecido. Zoe está rumiando tranquilamente. Verónica, una mujer de la comunidad, las ha sacado a pastar. Supongo que será su turno, pero es muy temprano.
-¡Hola!- nos dice cuando nos ve llegar. Parece feliz de tener compañía. Vaya… ya no podremos dejar a Inés y a George solos. Verónica tiene un aspecto curioso. Es más alta que yo, casi tanto como George, y lleva el pelo negro cortado como si fuera un chico. Da la sensación de tener unos veinte años, pero no sabría decirlo. Tampoco puedo dar con lo que me parece curioso en ella. Quizás la alegría de su rostro, alargado pero aun así juvenil, de labios gruesos y nariz alargada,  muy poco propia de los que vivimos aquí, los desterrados. Incluso los que nacieron aquí se han contagiado de ese pesimismo que caracteriza al lugar. Tiene también una elegancia muy poco común entre nosotros, quienes hemos mecanizado todos nuestros movimientos. También tiene un aire de… inocencia, podríamos decir, imposible de pasar por alto.
-Hola.- dice George, un poco turbado por la alegría de nuestro recibimiento.
-¡Buenos días, Verónica! ¿Cómo es que estás tan temprano por aquí?- le pregunto amablemente, para borrar el poco entusiasmo del saludo de George.
-Pues nada… era mi turno y he decidido venir temprano, para poder tener todo el día libre. Las cosas, cuando antes las hagas, mejor. ¿No os parece?
-Sí. Es una alegría saber que tienes el resto del día libre.- le responde George, algo más animado. Pero luego parece acordarse de algo.- ¡Oh Gabriela! Se me había olvidado. Benito, Bartolomé y Ebba quieren hablar con Samuel y contigo. Tiene que ver con la misión espía.
-¡Guau! ¿Misión espía? ¿Como en las pelis? ¡Qué guay!- dice Verónica, visiblemente emocionada.
-Bueno, yo voy a buscar a Samuel. Tú quédate aquí charlando con Verónica. Y dale mimos a Zoe de mi parte.- le digo a George, y me voy antes de que pueda decir nada.
Este George… ¡Mira que no decírmelo antes! A lo mejor de eso hablaron anoche. Anda, pero, ¿Qué pasa con Inés? Voy corriendo a la habitación. Samuel e Inés no están. Los demás siguen durmiendo. ¿Dónde se habrán metido? Voy a buscarles. Al final los encuentro en la cocina. Inés está haciendo algo muy raro. Tiene un barreño de algo que parece agua con un extraño matiz verde humeante debajo de ella. Parece aspirar el humo que sale. Samuel le trae un paño y ella se lo coloca en la cabeza, haciendo que el humo no escape. Samuel me ve y viene corriendo hacia mí.
-Lo siento, Gabriela. He engañado a Inés para que viniese conmigo muy temprano. Cuando nos hemos acercado, se ha puesto a estornudar. Por lo visto es alérgica al pelo de los animales. Ahora está inspirando el humo de una infusión de eucalipto que le he preparado, para descongestionarse. Me parece que no va a poder ir con George. Por cierto, ¿Dónde está?
-No te preocupes por él, está con Verónica. Creo que ella irradia la alegría suficiente para que él se sienta mejor.- digo riendo.- El problema es la pobre Inés…- miro hacia ella, que se quita el paño de la cabeza, se seca el vapor que tiene en la cara y vuelve a ponérselo otra vez.
-No pasa nada, ya mismo estará mejor. Ni siquiera ha tocado a las cabras. Lo que lamento es que nuestro plan no nos haya salido como nosotros queríamos.
-Las cosas no siempre salen como uno quiere, Samuel. Míralo de otro modo, por lo menos George será feliz. Pero Inés… No sé si logrará recuperarse ella sola. Ya han pasado tres meses más o menos, y aunque no dice nada, no parece tan feliz como antes.
-Bueno, estas cosas llevan su tiempo, no te desesperes.- Samuel me pone la mano en el hombro, como para consolarme.- Dime, ¿Qué quieres hacer hoy? Hoy no tenemos turno de servicios.- de pronto me acuerdo de que los jefes querían hablar con nosotros. ¡Madre mía! Seré despistada…
-¡Se me olvidaba!- le digo cogiendo su mano y saliendo a toda prisa de la cocina. En el camino al despacho, le cuento a Samuel lo que me ha dicho George.
-¿Cómo? ¿Hablar con nosotros? ¿Para qué?- pregunta perplejo.
-No tengo más idea que tú.- Llegamos al despacho, en donde sólo está Ebba. Nos dice que nos sentemos en el sofá, y nosotros nos sentamos inmediatamente.
-Los demás no están, pero creo que yo sola podré explicaros. Vamos a retomar la operación espía.- suelta. Abro mucho los ojos, y veo que Samuel hace lo mismo. Ebba sigue explicándonos.- Hace ya dos meses que la pospusimos, con la llegada de los dos agentes. Pero eso no puede esperar más. Necesitamos borrar la base de datos. Sería el golpe definitivo. No podemos permitir que vuelvan aquí.
-Por mí perfecto. ¿Cuándo saldríamos?- Samuel se ha recuperado antes de la sorpresa que yo.
-En cuanto estéis listos. Ya estáis entrenados lo suficiente. Además, los tres ex militares os acompañarán. No queremos correr riesgo alguno. Es muy posible que no quepan por la red de ventilación, por eso os esperarán fuera. Sólo tendréis que avisarlos si la cosa se tuerce. Ahora debéis ir con Francesco a preparar vuestras armas. No podéis ir desprotegidos. Gabriela, tú acompáñame. Vamos a hacerte un cambio de look.- bromea. ¿En serio está Ebba bromeando?
Acompañamos a Ebba a la habitación donde guardamos las armas que cogimos de los agentes, además de cuchillos, arcos y cosas así, hechas a mano o encontrados en el vertedero. Allí está Francesco, recargando las armas. Ebba elige un cuchillo entre un montón que hay apilados y me mira, sin perder su expresión calculadora característica.
-Creo que este servirá. Mejor nos vamos a otro sito con mejor luz. Y de paso pedimos ayuda. No soy buena en esto.- me dice Ebba. Supongo que el cuchillo es para el pelo. Mencionó alguna vez algo de usar mi pelo para camuflar mi imperfección. Llegamos a la cocina, y Ebba avisa a un chico que alguna vez que otra he visto. Se llama Julio, y tendrá unos treinta años. Tiene media cara quemada. Ebba nos manda a la enfermería, donde según ella no nos molestarán, porque no hay nadie herido, y además hay buena luz, por la claraboya.
-Siéntate un momento, guapa.- me dice Julio señalando la silla en la que dormí hace unos meses. Ebba se sienta en la cama.- Vamos a ver. ¿Qué ojo quieres que se te vea?
-El marrón pasará más desapercibido.- propone Ebba. Julio hace una mueca.
-A mí me gusta más el verde… siempre he querido tener los ojos verdes. Mis ojos son tan… normales.- Julio tiene los ojos marrón oscuro, igual que su pelo. Ebba gime.
-Entonces, ¿Para qué preguntas?
-Quiero saber la opinión de Gabriela.- los dos me miran atentamente.
-Me da igual… pero el verde es más bonito, ¿Verdad?- respondo. Julio sonríe y Ebba se encoje de hombros.
-Haced lo que queráis.- indica, y se va.
-Mucho mejor. No me gusta que esté ahí sentada mirando lo que hago. ¿A que a ti tampoco te gusta que miren mientras estás ocupada?
-No. Lo odio.- le contesto con una sonrisa. Julio parece ser de los que le gusta hablar.
-¿Quieres un corte en especial?
-No, haz lo que quieras. Mientras oculte mi ojo marrón…
-Pues a mí me gusta tu pelo como está. Voy a intentar cortarte un poco las puntas, a ver si puedo con el cuchillo este. Ojalá tuviera tijeras. Y el flequillo te lo voy a cortar hacia al lado. ¿Te hago también la raya hacia ese lado? Creo que sí, así luego podrás ponértela otra vez en medio, para estar más cómoda. ¡Ah, se me olvidaba!- exclama.- Ahora mismo vuelvo.
Me toco el pelo mientras él está fuera. Lo tengo muy largo, hasta el trasero. Supongo que si me lo cortase bien corto sería más cómodo, pero a mí me gusta largo. Apenas ha pasado medio minuto cuando Julio entra en la habitación blandiendo un peine, triunfal.
-Hace tres años lo encontró Kate en el vertedero. He ido a pedírselo.- No sé quién es Kate, pero tampoco me importa mucho.- Le faltan tres púas, pero es mejor que nada.
Después de una hora de suplicio, Julio termina de desenredarme el pelo. Me duele todo el cuero cabelludo de los tironazos, y Julio se queja de calambres en el brazo. Normal, si hace tres años que no me paso un peine. A veces hacía lo que podía con mis manos, pero no me lo desenredaba mucho. Julio dice que no es para tanto, que tengo el pelo muy fino y no se me enreda mucho, que tendría que ver a Kate cuando se pasó el peine después de encontrarlo. Casi lo rompe, asegura. A pesar de todo, tuvieron que cortarle un buen trozo.
 El pelo se me queda muy liso, tan liso como cuando vivía en el mundo perfecto. Julio empieza a cortarme el pelo. Me corta diez centímetros por lo menos. El pelo me llega a la mitad de la espalda. El flequillo me lo corta hacia el lado. Deja por imposible lo de la raya. “Si te molesta, te lo recoges y ya”, dice cansado. Me trae un pequeño espejito. A duras penas consigo verme. No está tan mal el corte. Parezco mayor. El problema es que hace mi cara más alargada de lo que ya es. Me retiro el flequillo y me ato todo el pelo con una tira de tela que Julio me presta. Dice que es de Kate, que ella tiene muchos. Me gustaría conocerla. Tiene que ser un personaje pintoresco. A Julio no le gusta cómo me lo recojo y me lo recoge él. Me hace una cola muy alta y repeinada, que me estira la cara hacia atrás. En el último momento, me saca el flequillo, para que luego Ebba pueda ver que sí que me tapa el ojo marrón. Le digo adiós a Julio y le doy las gracias. Voy a la sala de armas, donde supongo que todavía estarán los demás, preparando las armas para nuestra misión. Allí están todos los implicados: Ebba, Bartolomé, Benito, George, John, Fred, Francesco y Samuel. Me miran curiosos. Me cuesta verlos, ya que sólo veo por el ojo izquierdo.
-¡Gabriela! Vaya cambio.- dice John.
-Sí, te oculta el ojo perfectamente.- dice Benito.
-Pero tiene pinta de ser muy incómodo para luchar, ¿No?- pregunta Francesco.
-Si ella tiene que luchar, es porque se han dado cuenta de que es imperfecta. Entonces podrá apartarse el flequillo, simplemente.- resuelve Ebba.
-¿Cuándo salimos?- pregunto.
-Mañana por la noche.- contesta Bartolomé.
-¿Tan pronto?
-Sí, no podemos esperar mucho. Las cosas, cuando antes las termines, mejor. Antes necesitabais entrenamiento, pero ya lo tenéis, y con las armas nuevas de fuego… No os resultará difícil la misión.
-Ya hemos preparado todo el arsenal que llevaremos.- anuncia Fred. Me pasa el cinturón de mi uniforme, todo repleto de cuchillos y otras armas. ¡Buf! Pesa una barbaridad.
-Bueno, mejor que hoy preparéis las cosas y mañana descanséis un poco, antes de iros.- dice Ebba.- Hoy ninguno tenéis tareas. Gabriela, Samuel y Francesco, no os olvidéis de preparar los uniformes.
-A la orden, mi capitana.- dice Francesco simulando un saludo militar.
Samuel está muy callado, no ha abierto la boca desde que llegué. Supongo que está nervioso. Se acerca a mí y me coloca el flequillo detrás de la oreja. Me mira un instante a los ojos y sonríe.
-Mucho mejor.
Samuel y yo nos vamos a nuestra habitación y Francesco a la suya,  y limpiamos un poco las botas y las camisetas de tirantes. Los pantalones y las chaquetas, al ser de cuero, sólo hay que sacudirlas un poco de todo el polvo de la montaña. John, George y Fred se lamentan de no poder entrar, de tener que quedarse en la retaguardia. Almorzamos rápido y pasamos el resto de la tarde afilando los cuchillos y limpiando las pistolas y demás y comprobando que todo funcione correctamente. Cenamos bien y nos vamos a dormir temprano.

2 comentarios:

  1. Hola Bárbara: El capi está bueno, pero te quería pedir un favor, como yo hace poco que te leeo y estoy un poco perdida si pudieras poner los link de los primeros capi para que pueda comenzar de cero y así entender mejor la historia. Si se te complica, ni modo veré como hago para encontrarlos e ir de apoco poniéndome al tono. Gracias y Besitos =)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto! Arriba, debajo del logo de la web hay un apartado que pone: capítulos.
      Ahí están todos los links hasta el veintialgo, creo.
      Besos! :3

      Eliminar